¿Qué es la Inteligencia Emocional en el Deporte?

En el deporte se deben tomar decisiones adecuadas y precisas en cuestión de segundos; frente a la red, esquivando un golpe o simplemente eligiendo una jugada, por ende el atleta demanda una constante adaptabilidad motriz, fisiológica y psicológica.

Tradicionalmente los programas de preparación y entrenamiento deportivo se concentran en el progreso técnico y mejora de la forma física. Pero, al día de hoy el deportista de alto rendimiento necesita un alto nivel de desarrollo del pensamiento táctico y operativo, capacidad imaginativa y un vínculo óptimo en los procesos cognitivos; lo que llamamos “estar concentrados” durante la competencia. Por lo tanto la preparación psicológica del deportista es algo imprescindible; permite “jugar con ventaja” y obtener el máximo rendimiento deportivo1.

La incorporación de la psicología en el deporte no es reciente, los primeros estudios se dan en Rusia a principios del siglo XX por Peter Lesgaft, médico interesado en la educación física. Años más tarde, después de la revolución rusa, se crean centros especializados para el estudio de las capacidades de los deportistas en la Universidad de Moscú y Leningrado gracias al padre de la psicología deportiva soviética, Peter Roudick. En EEUU los primeros laboratorios los impulsa Coleman Griffith, aunque la disciplina se formaliza en la década de 1960 con el impulso de Bruce Olgivie, Tomas Tukto, William Morgan, Daniel Landers y Rainer Martens2.

En el mundo deportivo de alto rendimiento son cada vez mayores las exigencias, lo cual produjo una su amplia aceptación mundial con estudios fueron cada vez más especializados. Universidades de gran prestigio comenzaron a abrir centros con el objetivo de estudiar el potencial humano. A finales de 1970 un grupo de estudiosos de Harvard, Massachusetts, se dedicó a realizar investigaciones que exploran la naturaleza y aplicación del potencial humano.

Teoría de las inteligencias múltiples.

Las actividades patrocinadas por el Proyecto sobre el Potencial Humano, dependiente de la Escuela de Educación para Posgraduados de Harvard, publicó el libro Estructuras de la Mente: La Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner en 1983. En su libro introdujo la idea de que los indicadores de inteligencia no explican plenamente la capacidad cognitiva al no tomar en cuenta la inteligencia interpersonal y la intrapersonal. La primera es la capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas. La otra en cambio se refiera a la capacidad de comprenderse a uno mismo, apreciar los sentimientos, temores y motivaciones propias.

Al plantear los siete tipos de inteligencia que nos relacionan con el mundo, se desprende dos de carácter social. En 1990, el término Inteligencia Emocional aparece en la literatura psicológica en un escrito de los psicólogos americanos Peter Salovey y John Mayer. Definiéndola como “la habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual. De esta manera se puede usar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento3”. Sin embargo, la relevancia del concepto se popularizó cinco años después con la publicación de Daniel Goleman: Inteligencia emocional. Ahí define las características que van desde la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de preservar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás. El grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos individuos prosperan en la vida mientras otros, con un nivel intelectual similar, acaban en un callejón sin salida4.

[Las 5 habilidades que componen la IE según Goleman son:
• Conocimiento de las propias emociones.
• Capacidad para motivarse a sí mismo.
• Capacidad para controlar las emociones.
• Capacidad para reconocer las emociones ajenas.
• Control de las relaciones interpersonales.]

Las emociones

La inteligencia emocional reúne el campo de las emociones y la inteligencia mediante la visualización de emociones como fuentes útiles de información que nos ayudan a entender y navegar por el entorno social. Los especialistas apuntan al aprovechamiento de la inteligencia emocional para capitalizar la adaptación de sus estados de ánimo en las tareas del diario. La percepción y el control de emociones son complementarias a la preparación técnica y física en el atleta. No es de sorprender la aceptación del concepto al mundo deportivo cuando incrementa el rendimiento del atleta.

Las emociones juegan una parte integral del desarrollo y rendimiento deportivo. Las federaciones, clubes, entrenadores y propios deportistas están conscientes de que los factores psicológicos juegan un papel primordial en la ejecución motora, técnica y táctica de carácter deportivo. Incluso para todos aquellos que practiquen deporte tanto individual como en equipo, a nivel amateur o de alto rendimiento. La inteligencia emocional y el deporte están íntimamente relaciones, muchas de las técnicas psicológicas como la relajación, concentración, visualización y establecimiento de objetivos son aplicables al mundo deportivo.

En una competencia, la importancia de un jugador con alta capacidad de confrontación frente a otro puede ser mayor a su experiencia o racionamiento. Un deportista procesa en milésimas de segundos las emociones que inducidas por componentes neuroquímicos producen cambios psico-fisiológicos, alterando las funciones respiratorias, cardiovasculares y otras respuestas corporales5. Durante la justa se produce este proceso simultáneamente con la aplicación de habilidades para obtener resultados satisfactorios. La inhibición de acción por emociones diferencia al ganador del perdedor.

La teoría de la inteligencia múltiple plantea un conjunto pequeño de potenciales intelectuales humanos que todos los individuos pueden tener por pertenecer a la especie humana. Por herencia, adiestramiento prematuro o interacción constante entre estos factores, algunos individuos desarrollan ciertas inteligencias en mayor grado que los demás. Sin embargo, cualquier persona debiera poder desarrollar cada inteligencia en cierta medida a pesar de tener una pequeña oportunidad de hacerlo.

La otra cara de la moneda

Aunque la Inteligencia Emocional tiene una creciente aceptación, se debe ser cauteloso en afirmar mejoras en el rendimiento o la productividad o el ser aplicable a todo ámbito laboral. Existen carencias de análisis independientes y sistemáticos capaces de sostener tal afirmación6. La popularización del concepto también repercutió en la búsqueda del conocimiento, la investigación científica aminoró sus esfuerzos comparado con la literatura comercial. En 1998, Davies, Stankov y Roberts discuten sobre lo que realmente constituye la Inteligencia Emocional, concluyendo que se superpone ampliamente con factores de personalidad bien establecidos, aludiendo al concepto como “evasivo”7.

Es evidente que las inteligencias no pueden considerarse sólo como un grupo de capacidades de cómputo puro. Incluso Gardner advierte la exclusión de dos intereses perennes de la psicología: la motivación y la atención. No contempla la repercusión de la motivación en el desarrollo de capacidades, tampoco se explica las diferencias evidentes en el grado de utilización de estas capacidades en los diferentes ámbitos intelectuales. Sin apartar la diferencia entre las inteligencias humanas con las de otras especies, su potencial para involucrarse en todo tipo de actividad simbólica. Al aumentar la edad y la experiencia, cada individuo llega a aprender no sólo las consecuencias particulares asociadas con sus actos y símbolos específicos o culturales.

Otra crítica es la falta de perspectiva psicométrica, donde se obtienen datos estandarizados en contextos artificiales. Sin embargo, en el área deportiva es posible evaluar el rendimiento de un atleta al introducir la inteligencia emocional. Incluso existe una obsesión por documentar y comparar a los atletas en todos los aspectos. Instituciones de distintos tipos están coordinando esfuerzos por aumentar el conocimiento en el área. En la última década se reconoce un aumento en el número de investigaciones deportivas. La producción total para inteligencia emocional y deporte fue de 60 publicaciones, la mayoría son realizados en EEUU y Reino Unido destacando la Universidad de Wolverhampton en Inglaterra8.

Previamente hemos reiterado la importancia de practicar un deporte. La UPN, específicamente la Subdirección de Cultura Física y Deportiva convoca a la comunidad estudiantil a participar en las disciplinas de basquetbol, futbol rápido, voleibol de sala y playa. Un sistema de competencia puede ayudarte a desarrollar tu inteligencia emocional, evaluarlas bajo presión además de la recreación y mejora física. No te quedes fuera, ¡Inscribe a tu equipo!

Referencias:

1 Almudena Ros Martínez; Francisco J. Moya-Faz; Enrique J. Garcés de Los Fayos Ruiz. (1 de Febrero 2013). Inteligencia emocional y deporte: situación actual del estado de la investigación. Cuadernos de Psicología del Deporte, 13, 105-112.

2 Linares, E. (1999) Psicología del deporte. La ventaja deportiva psicológica, una mirada distinta. Buenos Aires: Editorial Brujas.

3 Salovey, P., & Mayer, J.D. (1989). Emotional intelligence. Imagination, Cognition, and Personality, Vol. 9, No. 3, pp185-211.

4 Goleman, Daniel (1995). Emotional Intelligence. New York: Bantam Books.

5 Álvarez Iguña, Julia. (2010). La inteligencia emocional en el deporte. 29 de Julio 2016, de Psicología Granollers Sitio web: http://psicologiagranollers.blogspot.mx/

6 THI, L. T. y KIRBY, S. L. Is Emotional Intelligence an Advantage? An Exploration of the Impact of Emotional and General Intelligence on Individual Performance. The Journal of Social Psychology, Vol. 142, nº 1, 2002, p.133–143.

7 Davies, M.; Stankov, L. y Roberts, R.D. Emotional intelligence: In search of an elusive construct. Journal of Personality and Social Psychology, Vol. 75, nº 4, 1998, p. 989-1015.

8 Ibid, Inteligencia emocional y deporte: situación actual del estado de la investigación. 

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  • Última Actualización:Jueves 07 Marzo 2024.